divagario del dívago

No tengo nada con qué divagar
pues ahora estoy pleno,
cargado de sapiencias a pesar
pero que lastrar.

Aún tengo por lo que mirar y

rebuscar, encontrar y reencontrar,
mas no pecar sin sentido
hallando sin encontrar.

de mentes en urnas tacit

mentes taciturnas,
qué hay del sentimiento.
la carne viva se hace
al camino entre vacíos corazones.

la vida traquetrea y es un sueño,
es destierro en el instante de un parto.
dolor, sufrimiento…
al final, esperpento.

mentes taciturnas,
qué hay del sentimiento.

somos luz

desde la atalaya de tus senos
contemplo, maravillado,

el oleaje de tu cuerpo.

en tu vientre
me rocío del sudor de nuestro coito.

surco la vereda de tu entrepierna
hasta alcanzar tu lágrima,
que es yerma.

se dibuja una sonrisa en tu pupila,

mis labios se estremecen con el tacto de tu savia.