El presente, siempre indeciso, se muestra sobre las caderas de la exuberante impaciencia.
La estabilidad es tan decadente como la luna, la observamos sin llegar a ella.
El suelo absorbe lágrimas galopantes de presión constante.
No existe el pasado, tan solo el recuerdo.
1 comentario:
porfa, pueyito:
La atalaya ya.
Ya la atalaya.
Ya da la talla
el ayatolá.
Pero ya.
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